«Usted ha creado su depresión, nadie se la regaló. Por lo tanto destruya su depresión»
Albert Ellis
La explicación entre la selección de recuerdos negativos, sesgo de memoria implícita y explicita en el procesamiento de la información emocional, y su congruencia con el estado de ánimo disfórico (1), puede tener que ver con la “hipótesis de congruencia”, en el cual hay un sesgo de memoria congruente con el estado de ánimo que puede ser un factor de vulnerabilidad. Hay una representación del mundo a través de este sesgo que a su vez influye en la información que se percibe y repercute en el estado de ánimo, en este caso disfórico. La información emocional que es congruente afectivamente con el estado de ánimo, es más accesible que la incongruente, hay un mayor nivel de activación. En este mismo sentido el estado de ánimo puede influir sobre la estrategia cognitiva para procesar la información, También puede producir una atención autofocalizada sobre el estado de ánimo, y este a su vez afectar a la motivación de la persona para regular su experiencia consciente. De este modo se puede ver cómo es sencillo entrar en un “círculo vicioso” del cual puede resultarnos complicado salir. Conocer las estrategias adecuadas para autorregular nuestro pensamiento y el contenido del mismo es algo que desde la psicoterapia podemos trabajar activamente, el resultado de dicho trabajo a menudo es muy efectivo para la mejora de los síntomas depresivos y el aumento de nuestro bienestar.
Otro factor relacionado que también influye en la depresión, su estilo de pensamiento, y que puede ser trabajado eficazmente mediante el trabajo terapéutico, son las rumiaciones, ellas tienen en el estado de ánimo disfórico un importante papel, ya que refuerzan y consolidan un modo de interpretación de la realidad que afecta directamente sobre el estado de ánimo, la rumiación(2) actúa en forma de atención selectiva.
Este estilo de respuesta rumiativo produce que, ante situaciones negativas, las personas vulnerables focalicen la atención en sus problemas y sentimientos asociados, especialmente cuando la respuesta emocional inicial ha sido intensa y compleja (Hervás y Vázquez, 2011), sin promover acciones de cambio y sufriendo así los efectos de un estado de ánimo negativo. Las personas vulnerables se caracterizarían por déficits en dicho control atencional, consistentes en dificultades para desenganchar o inhibir sus recursos atencionales de sus cogniciones negativas y de la información del entorno congruente con ellas. Esto generaría un estilo rumiativo que, a su vez, retroalimentaría el estilo atencional sesgado, generándose un círculo vicioso entre cogniciones y afecto negativo. Koster et al. (2011) plantean que los sesgos atencionales en personas vulnerables actuarían como un factor causal en el desarrollo de la rumiación, lo cual facilitaría el desarrollo de un episodio depresivo y, a su vez, reforzaría los sesgos atencionales negativos de estas personas. La evidencia actual indica que el estilo rumiativo parece encontrarse efectivamente asociado a la presencia de dificultades para inhibir información negativa, y que la interacción de ambos factores de vulnerabilidad podría actuar como un predictor de incrementos de sintomatología depresiva ante situaciones estresantes.
Este efecto de congruencia en los procesos de memoria explicita puede ser un mecanismo mantenedor de la depresión. Hace la información negativa más accesible, dado lugar a un
círculo vicioso (depresión, más accesibilidad a la información negativa, más depresión) y del mismo modo impidiendo que el individuo depresivo se involucre en actividades para recuperar el estado de ánimo positivo (mood-repair bahaviours). También se han mostrado resultados en esta línea en pruebas de memoria implícita, consistente con la “hipótesis de automaticidad”. Es posible que los sujetos depresivos todas las representaciones congruentes con el estado de ánimo sean más accesibles como consecuencia de su mayor activación.
Con la denominada teoría de los estilos de respuesta, Susan Nolen-Hoeksema (1991) propuso que la forma en que las personas responden a los primeros síntomas depresivos influyen la duración y la intensidad de éstos e incluso pueden favorecer la aparición de un cuadro clínico. En concreto, aquellas personas que se sumergen en rumiaciones depresivas, sufrirán durante más tiempo los efectos del estado de ánimo depresivo que aquellos que sean capaces de distraerse de los mismos. Los efectos perniciosos del estilo rumiativo han sido encontrados de forma consistente en la investigación tanto longitudinal como experimental.
Patricia Santiago García
Psicóloga Clínica (M-26280)
Experta en Intervención Psicoterapéutica
Experta en Mediación y Orientación familiar
Conceptos
1. Estado de ánimo disfórico: Estado de ánimo desagradable, como la tristeza, la ansiedad o la irritabilidad.
2. Rumiación: Preocupación constante por temas generalmente desagradables y relacionados con la situación actual de la persona. Este término también se emplea para designar los pensamientos obsesivos, por ejemplo en el trastorno obsesivo compulsivo.