Comenzamos con este, una serie de artículos sobre “pareja”, una temática transversal a casi todos los motivos de consulta que habitualmente tratamos y que no siempre se toca desde la psicología con la especificidad y rigor que requiere. Desde miterapiaonline.net vamos a intentar abordar algunas sencillas reflexiones prácticas que esperamos sean de utilidad para profundizar en aquellos aspectos que ayuden a mejorar nuestras relaciones de pareja, los mecanismos de elección de las mismas, y porque no, incluso la posibilidad de aprender de una sana ruptura.
Hoy comenzamos con los “Mitos del Amor”, muy extendidos e interiorizados dentro de nuestra cultura, y difícilmente cuestionables, en ocasiones debido a que dentro de nuestro proceso de enculturación nos encontramos fuertemente influidos por ellos, a través de nuestro entorno, medios de comunicación, literatura comercial y un sinfín de mecanismos que reproducen esquemas amorosos que en muchas ocasiones dificultan un sano abordaje de la apasionante tarea de elegir y mantener una relación de pareja.
Comenzamos con algunos falsos tópicos y mitos:
Los polos opuestos se atraen
¿Cuántas veces hemos escuchado esta afirmación que irreflexivamente se da por hecho, y ¿qué consecuencias hemos visto suele tener en la práctica?…
La realidad es que estando con una persona completamente diferente nunca vamos a poder ser felices, un nivel de diferencia saludable enriquece la pareja, pero es fundamental que haya compatibilidad y entendimiento en áreas consideradas por las personas que conforman la pareja importantes de su vida, para que a largo plazo una pareja pueda funcionar.
Una de las bases de la relación de pareja es la compatibilidad, la coincidencia de elementos comunes y complementarios.
Dentro de los diferentes escenarios que podemos encontrar con relaciones entre “opuestos” es que una de las partes “domine” a la otra, ante lo cual con el tiempo, el débil puede hacer dos cosas: Hacerse cada vez más dependiente del otro, o rebelarse contra el dominio de su pareja.
En un primer momento es posible pensar que el amor mutuo disipará todas las diferencias, el problema surgirá cuando uno quiera arrastrar al otro a su terreno, cuando se pretenda cambiar al otro, para que se convierta en una persona distinta a la que es…… Las diferencias que antes se obviaban ahora salen a la luz con fuerza, y cuando ninguno de los dos miembros de la pareja desea cambiar, el ambiente se llena de reproches e insultos y el amor que al principio se profesaban cae en el olvido.
El amor es ciego
Otra “romántica” afirmación muy extendida, ¿qué puede haber detrás de esas «ceguera de amor»? Habitualmente la atracción ciega hacia una persona suele estar llena de urgencia, necesidad y nos impide ver sus defectos, esta ceguera de amor puede durar años, pero una vez que el brillo de la pasión inicial deja de deslumbrar a los amantes, pueden plantearse situaciones muy difíciles y frustrantes.
Cuando ese “amor ciego” da lugar a un fuerte enganche o colisión neurótica, con una fuerte necesidad de estar con esa persona, nuestra propia “necesidad” nos puede llevar a negar fallos, no querer verlos, nuestro cerebro ante esto suele recurrir a los mecanismos defensivos que protegen su elección neurótica, los mismos hacen que se perpetúe este tipo de relación no sana a través de: Negar la realidad, Buscar excusas, Minimizar la realidad.
Para prevenir desastres, será importante observar detalles y señales en las primeras citas.
En cualquier caso, y como pequeña conclusión NO SE PUEDE AMAR AQUELLO QUE NO SE CONOCE.
El amor lo cura todo (solución a todos los males)
La llegada de otra persona nunca puede ser la solución mágica a todos nuestros problemas, en estos casos la predisposición desde la que se busca un compañero es más una NECESIDAD que un deseo…puede ser la búsqueda de un salvavidas, una misión de rescate, o la necesidad de pegarse a otro de manera simbiótica, como una lapa. En ocasiones nos encontramos con personas incapaces de manejar su tiempo, que carecen de control y seguridad personal, de autonomía, madurez o tienen problemas de dependencia. Con la llegada de otro se pretenden resolver aspectos/temas como la soledad, el sentimiento de vacío, en ocasiones las presiones sociales o familiares (“vas a quedar para vestir Santos…”), necesidades sexuales, aburrimiento, miedo, e incluso despecho, después de una relación fallida o un abandono, la necesidad de demostrar a través de una nueva relación de pareja, cuán válido es uno.
Ninguno de los anteriores motivos parecen buenas vías para construir una relación feliz, con estos mimbres se antoja complicado poder hacer un buen cesto.
Como reflexión podríamos trabajar sobre la idea de que EL VERDADERO AMOR SE PRODUCE CUANDO DOS PERSONAS LIBRES, AUTÓNOMAS, CAPACES DE VIVIR LA UNA SIN LA OTRA DECIDEN ESTAR JUNTAS Y DISFRUTAR DE SU UNIÓN.
Finalizamos este primer artículo sobre “Mitos amorosos”, emplazando a reflexionar sobre otros en la segunda parte, y con este regalo hecho frase de Walter Riso:
«Coincidir con una persona, mental y emocionalmente, es una suerte, una sintonía asombrosa y casi siempre inexplicable.»
Patricia Santiago García
Psicóloga Clínica (M-26280)
Experta en Intervención Psicoterapéutica
Experta en Mediación y Orientación familiar