De diferentes formas, y a través de diversas técnicas, encontramos que en casi todos los abordajes psicoterapéuticos actuales, se invita y se prescribe la importancia de la habilidad de estar presente.
Centrarse en el momento presente, estaría relacionado con el hecho de centrarse y sentir las cosas tal y como suceden, sin buscar su control. No se centra en un pensamiento negativo para cambiarlo por uno positivo. Se centra en un pensamiento o actividad, en sí misma, sin ánimo de control sobre ella. Sería de gran ayuda para aceptar las experiencias y sensaciones tal y como se dan. Intentamos permanecer en la situación sintiendo lo que allí suceda. Esta actitud permite que lo que ha de suceder o sentir acontezca de un modo completo. El vivir lo que está sucediendo en el momento supone dejar que cada experiencia sea vivida en su momento. Se trata de no perder la experiencia presente en su sustitución por lo que tendría que suceder o lo que sucedió y se vivió.
Apertura a la experiencia y los hechos.- El centrarse en lo que sucede y se siente en el momento presente permite poner por delante los aspectos emocionales y estimulares frente a la interpretación de ellos.
Aceptación radical. El elemento esencial del mindfulness consiste en la aceptación radical, no valorativa, de la experiencia. Se trata de centrarse en el momento actual sin hacer ningún tipo de valoración y aceptando la experiencia como es. Lo positivo y negativo, lo perfecto e imperfecto en su diversos grados son aceptados como experiencias naturales, normales. Se trataría, de aceptar las experiencias, y las reacciones a ellas, como naturales, normales. El esfuerzo por no valorarlas y aceptarlas puede permitirnos no rechazarlas: el malestar, el enfado, la contrariedad no es algo de lo que se haya de huir, sino que forman parte una experiencia humana que es preciso vivir, también como terapeutas y esto nos puede servir para crecer y favorece nuestro trabajo.
Elección de las experiencias.- Las personas elegimos de forma activa en qué implicarnos, sobre qué actuar, mirar o centrarnos. Los objetivos, proyectos y valores de cada cual determinan sobre qué atender o a qué dedicamos nuestro tiempo e interés
Control.- Cuando el psicólogo invita a estar presente no se busca que la persona controle sus reacciones, sentimientos o emociones sino que los experimente tal y como se producen . Esto no supone, naturalmente, que los elementos de regulación emocional, fisiológico y comportamental no se produzcan pero sí que no se buscan de forma directa. No se trata de reducir (controlar) el malestar, el miedo, la ira o la tristeza, sino de experimentarlos como tal, con la finalidad de realizar con ellos un trabajo constructivo para la terapia.
Paradójicamente la evitación experiencial y el control fortalecen nuestros síntomas y no resuelven nuestros problemas. Cambiar nuestras vidas requiere de cambiar nuestro enfoque, ¿te ayudamos?.

Patricia Santiago García
Psicóloga General Sanitaria (M-26280)
Experta en Intervención Psicoterapéutica
Experta en Mediación y Orientación familiar
Experta en Terapia de Pareja